Llegué a San Blas después del año sabático en Costa de Marfil en el continente africano, enfermo y con necesidad de descanso; comencé a vivir con el padre Pedro Muñoz (Párroco de la parroquia de San Blas), junto a José Varas.

Este cambio fue un poco duro para mí, ya que me encontraba sin parroquia, para ejercer mi apostolado, pero era necesario todo esto, ya que me tenía que reponer del esfuerzo realizado en  África, durante ese año que fue muy rico en experiencias y en vivencias.

 

Como misión ante Dios, me había propuesto que en la parroquia donde fuese destinado para celebrar la Eucaristía; introduciría un Catecumenado Bíblico, ya que gracias a la experiencia en Costa de Marfil, Había aprendido, como los africanos basados  en la palabra de Dios; se preparaban para el bautismo y la biblia se convertía para ellos en libro de estudio, de oración, de meditación y muchas personas hasta aprendía a leer con ella. Viendo esos frutos comprendí que la Palabra de Vida que tenían las parroquias era un tesoro y debía ser cada vez más iluminada por todos y cada uno de nosotros; debido a esto prometí al Señor promover un  catecumenado centrado en la Palabra de Dios con un estudio serio, en San Blas.

Pasado un año, el padre Pedro Muñoz, fue destinado a la parroquia de la Encarnación (donde yo después de mi jubilación, pasaría también unos cuatro años); me quedé entonces como párroco de la parroquia de San Blas, donde estuve 16 años; allí he visto pasar a muchas personas que a través de la palabra de Dios han cambiado su vida, pues el estudio de la misma palabra, ha transformado su existencia y ha hecho más viva y profunda la vivencia diaria de su vida.

Puedo decir que en San Blas se ha creado auténticamente una Comunidad, donde sus miembros han ido cobrando cada vez mucha más importancia en mi vida; 16 años son mucho tiempo y unos y otros, están dentro de mi experiencia vital como sacerdote, creo que juntos hemos vivido una vida más en consonancia con el evangelio a través de la Palabra.

San Blas ya no era el primer amor como san Joaquín donde estuve 14 años, si no que se había convertido en un amor mucho más maduro porque las personas de allí fueron trascendentes para mí, porque aun en la actualidad de hoy (año 2013) sigo teniendo contacto con la mayoría de las personas que han sido parte importante de mi vida ya que mi relación pastoral en Madrid ha sido dentro de San Blas.

He pasado por casi todas las parroquias, ya fuese como párroco de San Joaquín o de San Blas, atendiendo también a la parroquia Virgen del Mar, donde está el centro de la Divina Misericordia; al igual que la parroquia de la Candelaria, donde tuve la ultima parte de mi pastoral en San Blas antes de ser destinado a Colombia.