

-PADRE-

TOMAS ITURRIAGA PLAZA
Juventud y Primer Llamado

13 años

Catequesis, grupo de niños del hospital San Juan de Dios.. Catequistas Tomás, Francisco y Valdelmer

Llegada a la capilla de Las Oblatas de Cristo Sacerdote, donde me ordené; me acompañan tía Lolita, tía Licha y Juan Monleón

13 años
Mi juventud se inició prácticamente en el colegio de "La Sagrada Familia" donde se fraguó por los pasos que después el Señor me iría acompañando, ya como he dicho, en mi conversión a los 15 años, por los ejercicios espirituales que San Ignacio y el padre Joaquín: orientaron mi vida espiritual y donde el centro fue María: su conocimiento, el amor hacia ella; Jesús estaba en medio de nosotros, pero era María que llenaba mi corazón afectivo y sobre todo el ideal de mi vida, de pureza, de entrega, de luchar por conseguir estar limpio de pecado y en compañía de todos aquellos jóvenes que en la Congregación Mariana, ciertamente con una alegría especial, pedíamos por los demás.
En este lugar la pasábamos muy bien pues contábamos con mesas de ping pong, billar y una capilla preciosa con la imagen que siempre me ha acompañado y me sigue acompañando, la cual también estaba grabada en la medalla que me dieron el día de la consagración a la Virgen que fue el 19 de Mayo de 1952, osea, prácticamente a los 2 años de mi conversión; esto orientó mi vida porque precisamente entre todos los jóvenes habían algunos que pertenecieron al colegio de “La Sagrada Familia”, algunos compañeros míos de un curso superior consagrados a la Virgen; llegando a ir al noviciado de los Jesuitas; es cierto que después solo permaneció uno de ellos (Fernando Castellá).
Ese periodo de Juventud fue muy importante para mí, ya que fue muy sano; en el colegio había también dos jóvenes, con los cuales yo estudiaba, Francisco Comellas Martínez y Francisco Sánchez Martín y hacíamos los deberes juntos, participabamos de la vida juvenil como verdaderos jóvenes de nuestro tiempo, y ciertamente esa relación de amistad fue muy hermosa entre los tres; hasta que llegó el momento en que uno de ellos enfermó y tuve que acompañarle en la enfermedad, la cual era más bien sicológica. A estos dos amigos donde quiera que estén siempre los llevo en mis oraciones, porque fueron auténticos y verdaderos amigos.