¡Qué años aquellos! en que en plena juventud y recién ordenado de sacerdote en 1961 cuando destinado ya dentro de los Sacramentinos a Madrid, empecé a trabajar con el Movimiento Scout y con las familias. El movimiento Scout ha sido el primer ministerio sacerdotal que tuve con la juventud y me ha marcado mucho sobre todo con el contacto con Dios en la naturaleza y que ha hecho que también la vida de sacrificio se haga más intensa ya que muchas veces se tuvo que soportar las inclemencias del clima y las incomodidades.

Este recuerdo con el Movimiento Scout aun sigue vivo en mi, ya que siendo aun muy joven con aproximadamente 30 años comencé a tener un contacto a través de la naturaleza con muchos muchachos que se sintieron llamados a una mística scout de conservar el medio ambiente  y de ver al Señor en él y yo como sacerdote pude celebrar con ellos las Eucaristías en los sitios más inverosímiles y recuerdo una en especial en la Laguna Negra, sobre una roca inmensa.

Tuve la gracia por mi implicación en el servicio militar de tener la posibilidad de celebrar con ellos tres campamentos al año: el de invierno, el de semana santa y verano, bien preparados y que mantuvieron la atención de los meses de preparación que fueron formando un modelo de vida austero y en consonancia con la vida evangélica que a través del Ideal estábamos viviendo.

Recuerdo mucho a estos jóvenes, porque la gran mayoría, conocieron el Ideal y permanecen, como lo es el caso de José María Murillo a quien quiero enormemente y es voluntario del Movimiento de los Focolares.

En la excursión de San Fernando recuerdo a Carlos, me parecía un joven de un corazón especial y muy servicial quien sintió la llamada a seguir al Señor a sus 16 años pero sufrió un infarto que se lo llevó consigo, pero aun en esta ocasión sigue muy presente tanto en mi corazón como en las fotografías que podéis apreciar en este momento. Todas estas son situaciones que te hacen pensar en un futuro dedicado a la juventud, porque yo fui muy feliz con ellos.

En estas fotografías también puedo recordar el campamento de Semana Santa de 1968 con algunos amigos como lo fueron Paco Díaz Duran, Julio Antonio del Pino, Eduardo Carpio, Guillermo Sagrario… Los cuales ahora serán ya padres de familia, con muchos de ellos ya he perdido contacto, pero no la oración, pues pido mucho por ellos, porque  pienso que se les hizo un bien enorme y que algo les ha quedado de aquellas convivencias y aquella Semana Santa  tuvimos al Señor presente y nos fuimos turnando en la adoración al igual que las Promesas Scout delante de Dios que hemos hecho y celebradas después en la Eucaristía; esa lealtad, ese deseo de dejar lo que encontramos en mejor situación, esa construcción de comedores con madera… todo esto está muy presente tanto en las fotos como en mi corazón y pido al Señor porque en un principio me gustó tanto que quise mantenerme dentro, que fui nombrado Capellán Scout  de los Movimientos Scout Católicos Españoles..