Una experiencia que he vivido intensamente en Colombia,  fue la que pasé con el padre Elber, hermano del padre Hernando (fundador de Jiampi) y el cual trabaja en Bogotá, en los sitios más pobres de Ciudad Bolívar, para mí fue realmente un encuentro con Chabolas (cambuches), en Colombia donde la pobreza se expresa por fuera y por dentro, nunca había visto la vida en situaciones tan precarias y de tanta pobreza.

Luego conocí a un joven llamado Andrés  junto con su amigo John quienes formaban parte del grupo de la Palabra de Vida del Padre Elber; pertenecían a un grupo de chicos y chicas junto a sus familias que trabajaban con él participando en la Eucaristía, con los cantos al aire libre de tal manera que cuando le conocí, le ayudé para que tuviera un megáfono; y así estuvieron trabajando varios años; yo procuraba siempre que iba, hacerle una visita y veía los progresos que estaba haciendo, primero, el encontrar un terreno para construir una iglesia que hoy día ya está hecha, y segundo haciendo  unas construcciones para comedores y para reuniones.

Ciertamente todo esto ha surgido también de su entrega y de la Palabra de Vida que estos jóvenes (Sobretodo Andrés y John), vivían.

 

El día de Cristo Rey en el año de 2008, al celebrar la misa en horas de la tarde en un cobertizo; el padre Elber les dio las llaves para que prepararan lo necesario para  la Eucaristía; Cuando  estaba abriendo la puerta, Andrés se dio cuenta de que un joven venía por detrás,corrió unos metros y el joven que le seguia, le disparó y le atravesó el cráneo con una bala y cayó muerto sin apenas derramar sangre, pero no así con John que estando en la puerta le acribillaron y allí se desangró.

 

Estos dos jóvenes son mártires de la Palabra de Vida del Movimiento de los Focolares y están siempre en mi corazón y en mi oración diaria porque son la semilla de todo lo que ha surgido después a través de la Palabra de Vida, con el trabajo del padre Elber, sacerdote del movimiento de los Focolares.