San Juan Bosco, decía de sus colegios cuando estaban de vacaciones, que eran unas jaulas sin pájaros. Eso no ocurre en Jiampi, hay niños y jóvenes a todas horas, parece una colmena de laboriosidad, a veces los que están enseñando con los elementos de música nos hacen trasladarnos con el pensamiento a las parroquias de África, donde lo primero que se aprende es a tocar y  cantar las melodías ensordecedoras; los computadores al frente de cada niño y al mando del capitán ensayan los secretos digitales que a los que somos mayores tanto nos cuesta aprender, obras de teatro, excursiones al Parque del Café, al Parque de la Vida… Se distinguen los niños y jóvenes que pertenecen a  Jiampi por la alegría de saberse apreciados y tenidos en cuenta en este mundo de indiferencia y de egoísmo.​