

-PADRE-

TOMAS ITURRIAGA PLAZA
Mamá


conmigo y mi prima Lolita Plaza Melero




Mi madre ha tenido una parte primordial en mi vida y en mi vocación sacerdotal, de ella aprendí la relación con Dios, el amor a los demás, el sacrificio constante a través de todos sus achaques y en especial su última enfermedad: (cáncer de mama).
Dotada de gran espiritualidad y excepcionales gracias, fue motivo de aliento y sostén de toda mi vida; "deseo tener un hijo sacerdote", lo pidió al Señor y el Señor se lo concedió.
Ella también conoció el movimiento de los Focolares y en el primer encuentro que participó, fue en una convivencia en la casa de Brasil en la ciudad universitaria de Madrid, donde dijo las mismas palabras que el Obispo de Trento refirió a Chiara cuando él también conoció la Obra que comenzaba: “ahí está el dedo de Dios”.
Mi madre escribió a Chiara contándole su experiencia y la enfermedad que padecía: cáncer de mama, ofreciendo su vida por los sacerdotes y la Obra de María y Chiara le contestó poniéndole un nombre nuevo “ MARÍA FIDÉLITAS DE JESÚS ABANDONADO"
Cuando murió, mi madre (que quería tanto a los sacerdotes); en la misma tarde celebré la misa con 12 religiosos que venían del encuentro de Roma del movimiento de los Focolares. Para mí fue un signo de su "maternidad espiritual sacerdotal".