Dentro de una vida familiar, los primos toman una importancia especial en el desarrollo afectivo y asemejan a los hermanos, sobre todo cuando como es mi caso tuve un hermano a los 9 años de como hijo único, vivir con mis padres.

Mis 3 primos mayores han tenido una influencia grande en mis primeros años, sobretodo en nuestra vida en Santander rodeando la casa de mi abuelo en Castelar cuando en verano acudíamos, tíos y sobrinos a Santander, a la “casa del abuelo”, mi experiencia en verano era reencontrarme con una familia numerosa en torno al patriarca de la familia  Iturriaga que era mi abuelo.

Él era feliz con sus hijos y nietos ofreciéndonos todo lo que él tenía y que nos hacia felices, había perdido a mi abuela hace años, yo apenas si la pude conocer.

Antonio Aguilar el primo mayor, tenia para con nosotros un cuidado especial que juntamente con su  hermano José Ramón cuidaba nuestras entradas y salidas, vigilados todos por la atenta mirada de mi abuelo que desde balcón oteaba el horizonte cuando veníamos de la playa de Somo, para llegar a tiempo al almuerzo de las 2 de la tarde. Cosa que nunca cumplíamos…

Maymel era mi prima mayor, que juntamente con Lolita plaza y María Luisa, Hijas de mi tía Edelmira, eran las jóvenes que yo respetaba y quería de un modo entrañable y que perdura en el tiempo y perdurará en la eternidad.

Mis primos de la familia han sido parte de importante de la familia como tal, ya que han sido participes de experiencias muy gratas para mi, de vivencias extraordinarias y de momentos que no voy a olvidar, agradezco a ellos, y pido disculpas si no les menciono a todos, pero igual saben que les llevo muy presente en el corazón y en mis oraciones.

Sobre todo agradezco la compañía que tuvieron conmigo cuando me ordené de sacerdote y celebré la primera misa y las Bodas de Plata y de Oro.